miércoles, 15 de abril de 2009

Corte A

El corte inglés es un plató lleno de escaleras sin una Mercedes Milá que se vista de murciana para anunciar cada planta.

Los concursantes, que compran amparados en la postventa o miran, llevan gafas de sol invisibles porque la luz de los precios les ciega y se aturden un poco en cada esquina.

Los hay que frecuentan las últimas plantas para aprender inglés, ya que en las primeras todo es más fácil y se lo saben de carrerilla, véase: perfumery (perfumería), turismo (souvenirs), cosmetic (cosmética), press (prensa)...

Los más aventureros, a falta de poder pagarse un intensive Vaughan, ascienden a los pisos más altos del plató donde, con seguridad, aprenderán gratis que mercería es haberdashery, textil supone readywear, colchones son mattresses y hogar textil household linen.

Algunos están al loro de si, por fin, han sacado el photoshop en crema ya que el antiarrugas que usan les hace verse igual por las mañanas. Sin duda aquello es coto vedado a las celebrities de photocall y no se vende en parafarmacias.

El corte es romántico, porque hay parejas que encuentran la intimidad que no tienen en casa en el lineal de Lego, donde dejan a los niños que tiren las piezas por el suelo y, así poder despistar a los dependientes y a sus propios hijos, para darse besos furtivos y poder meterse mano sin que les llore nadie por tirones de trenzas o falta de chuches que tanto se pegan en los empastes y obligan a visitar dentistas, tan caros.

Como decía un loco con patas de gallo el otro día, "si os perdeis en Siberia, las posibilidades de sobrevivir son casi nulas". Por eso estos van al corte, para escapar de la realidad hipotecada de bancos que es Siberia y creer que son estrellas de "si no te gusta te devolvemos el dinero", que es lo que a todos nos gustaría en estos tiempos de damocles con espadas afiladas.

ByA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Corte Inglés es un triángulo con bermudas y riñoneras a tutiplen, un punto de encuentro entre millones de patrones, de personas, cada una de su padre y de su madre, por lo que si vas con los ojos bien abiertos puedes aprender y reírte mucho. Incluso de uno mismo, porque no sé por qué razón, pero siempre que paso de largo por allí, o sea todos los días, en mi interior se repite la misma frase: al escondite inglés sin mover las manos ni los pies. Y así llevo años y años. No hay explicación alguna…
DXT

sinfonía agridulce dijo...

En el corte inglés, mientras bajas las escaleras mecánicas y pugnas porque no te tiren abajo los que van con prisas por el lado izquierdo, aprendes tanto que te vas enterando como la burguesía cutrelux vampiriza los eufemismos de la aristocracia rancia e hipócrita, echando un vistazo a los tabloides españoles, que es la prensa del cuore.

Para muestra un botón (de ancla), ya hasta Belén Esteban ha hecho suyo el "cese temporal de la convivencia" de Jaime y Elena (que no es una canción de Alaska y los Pegamoides, sino una infanta que pudo ser reina y un snob que estaba atrapado en una capa de protocolo ante las ruínas de Numancia)

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