miércoles, 29 de setiembre de 2010

¿Donde irán las oscuras golondrinas?

¿Que pasaría si Belén Esteban no hubiese sido dejada por Jesulín?

¿Por qué Obama prefiere Blackberry a Iphone?

¿Que necesidad tiene que cubrir Ashton Kutcher en su existencia para dejar de contarnos su vida vía twitter?

¿Por qué el gobierno y la oposición son tan nefastos?

¿Por qué tantas cosas en España se hacen tarde y mal?

¿Por qué los piquetes huelguistas no se limitan a informar?

¿Por qué los autónomos no pueden ponerse enfermos?

¿Por qué la institución que tiene más solvencia, hoy por hoy, en estos lares es la Roja (si, la de la pelota)?

¿Por qué el Parlament de Catalunya prohibe los toros y blinda los correbous?

¿Por qué somos tan hipócritas, mentirosos y caprichosos?

¿Por qué tiramos la piedra y escondemos la mano?

¿Por qué nos inventamos cosas para hacer creer a los demás que algo incierto es cierto?

¿Donde irán las oscuras golondrinas? De cañas, seguro...

miércoles, 22 de setiembre de 2010

Quizá en Noviembre

La vida se divide en dos clases de personas, a saber, los que van de sobraos y a los que siempre les hace falta algo.

Bueno, también están los neutros (que no sé si considerarlos como una o media categoría). Neutros que se lavan el carácter con lejía, y que no van de nada. El blancor indolente que producen sus salivas hace que retengan las hieles y las mieles y, al final, resulten ser como las figuras del Museo de Cera. No sienten nada y viven con el omeprazol en la mochila (Labordeta...d.e.p)

A todo esto, no sé por qué empiezo hablando de los sobraos, los neutros y los faltones (de que les falta algo en sí mismos, no de que insulten...aunque esa también podría ser otra categoría...)

En fin, no sé por qué, ya que de lo que quería hablar realmente es de las serpientes, bueno, del cambio de piel que se produce en septiembre. Mientras, mi imaginación se pone en marcha y vuela poniendo los restos de mi piel en el brocal de un pozo, para ser encontrada a continuación por alguien que me conozca y, quizá, piense: "mira, es suya sin duda, no es muy larga, blanquita, tiene algunos picos en los laterales, sin duda por sus arrebatos de carácter o emocionales que nunca he llegado a entender..."

Vaya, me estoy yendo por las ramas.
En realidad, yo quería hablar del cambio de piel que se produce en este tiempo de los tontos, todos tanto..., en el cual no se sabe si es mejor calzarse el zapato cerrado (para acabar asfixiándote a media mañana) o el abierto (con el que te hielas en ciertas partes del día) o, ya que te da, ponerte unos peep toe, al Letizio´s way of life from the top, y ver la vida a 20 cm de altura, como hace Paz Vega en la presentación de su último niño vía Hola, que parece que se va a descoyuntar y se va a meter en una caja del tamaño de un cubo rubik.

El pie de Paz aparece tan flexionado, que parece Pinito del Oro haciendo de Audrey Herpburn, o sea, haciendo proezas pero manteniendo en todo momento esa cara de monja que lo da todo por los demás y siempre sonríe, aunque los nazis quieran llevarse a la familia Trapp y ella, en el fondo, ansíe poseer castamente al patriarca, mientras los niños cantan en algún lugar del Convento...Edelweiss.

Y es que, hay que ver el empeño que ponen los asesores de imagen de Paz Vega en que parezca una calcomanía de Audrey, con su coletita alta, su mohín inexplicable de ternura...solo falta un cervatillo acompañándole a comprar al Mercadona y custodiando el carrito en la cola.

En realidad me encantaría poder hacerlo en algún momento, yo iba a hablar de las serpientes y del cambio de piel en estas fechas, con ejemplos, visión particular de las cosas y tal pero, me temo que tengo una imagen tan reconcentrada sobre ello y conceptualizada a la par, que creo que aun necesitaría cambiar de piel para que salieran las palabras adecuadas y poder explicar todo lo que pienso con algo más de elegancia (no vale sólo la alusión a los peep toes) y una pizca de metáfora.

Quizá en Noviembre...

lunes, 13 de setiembre de 2010

Prefalleando

Andaba yo estos días de prefall intentando no resbalar con las hojas que van cayendo de los árboles, y que son los trampantojos del suelo, cuando me dio por pensar por qué los porteros de los hoteles de postín llevan siempre gorra de plato.

En esas estaba cuando me encontré con
César Cabo.

Allí estaba él, rodeado de una aureola de aviones, como si fuera la Virgen María en medio de Barajas, vestido con unas bermudas nude (no todo iba a ser denim) y unos faros celestes por ojos, que miraban a no se quien que hablaba con él.

No sonreía ni una gota y, de repente, le imaginé lleno de los complementos que le ponía a los recortables de mi infancia. Así, le inserté un blazer azul marino, un sombrero borsalino y un foulard de Lafayette. Vágamente pensé en la opción escote asimétrico de lentejuelas, pero hubiese quedado demasiado recargado para ser por la tarde.

De repente, un portero con gorra de plato se cruzó en nuestro campo de visión, en el que estábamos César y yo, y el recortable con los accesorios se me vino abajo.

En ese momento todo volvió a su lugar y sólo pude constatar que los aviones seguían dándole vueltas, a modo de aureola, a sus bermudas nude y que los porteros de los hoteles de postín del mundo seguían llevando gorra de plato.

martes, 7 de setiembre de 2010