viernes, 30 de octubre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

Sexo, mentiras y trajes de Milano

La verguenza ajena es el minuto de gloria de los plebeyos, ya que no hace falta ser famoso para sentirla, y sí tener todo el derecho a reclamarla.

La verguenza ajena, en su versión biodegradable, se diluye en las neuronas de los que ven la vida pasar como un GH perpetuo, pero cuando tarda en desaparecer, tanto como las bolsas de plástico de Carrefour, el nivel de mierda acumulada en el cerebro va subiendo como las acciones de Telepizza en su momento y la foto que se plasma en los dos dedos de frente que se presuponen en las personas normales produce tanto ruído que la imagen sale borrosa.

La verguenza ajena es intercambiable, ya que la puede sentir C por R y, a su vez, R puede sentirla por C sin ningún tipo de problema, por eso es una cuestión tan universal y moderna.

En estos días, el ruído de las fotos está haciendo que la miopía alcance niveles tan altos que ni siquiera unas lentillas blandas de emergencia darían un poco de nitidez al patio...al patio de colegio en el que nos encontramos.

Los mangantes y los jefes pandilleros de la infancia alcanzan siempre su status global de ladrones, mentirosos y marrulleros cuando llega la mayoría de edad.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Los detalles sin importancia son como las comas o los indicios, aparentemente invisibles pero nunca apartados de la verdad...

"Había un montón de conocimientos que se apilaban en mi mesa y tuve que examinarlos todos. Antes de salir de la oficina para comer, me lavé las manos.
Me gusta ese momento, a mediodía. Por la tarde, disfruto menos porque la toalla giratoria que se utiliza está completamente húmeda: ha servido toda la jornada. Se lo señalé un día a mi patrón. Respondió que era, en efecto, deplorable, pero que se trataba, a fin de cuentas, de un detalle sin importancia."

"El Extranjero" de Albert Camus

viernes, 9 de octubre de 2009

El lugar donde se alojan los recuerdos

Los libros son vidas atrapadas en páginas que nos llevan a soñar lo que no fuímos, a reconocernos en lo que somos y a aspirar lo que nos podría suceder en el presente, no en el futuro ya que es algo que no existe.

Ahora que emergen con fuerza los libros digitalizados o los E-Books o como coño se llamen, que me da un poco igual porque no dejan de ser aparatos con batería que se enchufan y de repente sale una historia cuando les das al on (en fin, que el nombre me la suda un poco), pienso que si, que están muy bien, que son perfectos para poseedores de pisos de 50 metros cuadrados, que no ocupan sitio...vamos, que a la ex Ministra Trujillo le encantarían....

.....pero no hay nada como la sensación que produce ir a algún supermercado (o ultramarinos, en su versión minorista) de libros y ver los lineales divididos por autores, géneros y nacionalidades, hacer cola para poder llevárselos a casa cuanto antes y, una vez en ella, dejarlos en la mesilla o en el baño cuando cuesta que salgan las cosas o mirarlos en picado hacia el suelo, como una pelusa acogedora que se recoge igual que el tesoro perdido de un buque Español hundido hace siglos en aguas del Pacífico.

Los libros, con sus hojas, sus servilletas de papel instaladas en alguna página especial, el recuerdo de algún momento particular que empezó a vivir entre sus letras como única morada, fotos, billetes de metro, etiquetas del Zara, bares de ciudades visitadas a long time ago, entradas de museos, reservas de hotel y otras mil vicisitudes que sitúan a las vivencias que no tienen casa en una carpeta apartada, descansando entre otros recuerdos que ya no existen porque se encuentran durmiendo el sueño de los justos (o los injustos) y es como si esa vida que vivieron hubiese sido sólo unas horas con los ojos abiertos.

No hay nada comparable a la sensación de pasar una página con los dedos y encontrar momentos de la vida que la desmemoria de los días nos niega.

Los E-Books, o como se llamen, serán el regalo estrella en estas navidades-turrón de chocolate, pero a los sentimentales siempre nos quedarán las ediciones impresas, que son el lugar donde se alojan y se tocan los recuerdos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Profilaxis

Genial Daniel Sánchez-Arévalo....