viernes, 26 de noviembre de 2010

Quizá en Enero...

Quedamos en que, quizá en Noviembre, hablaríamos de las serpientes y de su cambio de piel que hace que nos encontremos el pellejo en forma de túnel tirado en cualquier brocal, de cualquier pozo, de cualquier pueblo (o amago del mismo en la ciudad, donde todo es un sosias del original que habita en el campo)

Pero, amigos, como ya están las luces de navidad latentes en el semicielo de la ciudad (luchando por tener su sitio entre la contaminación, los pitos de los coches y los muertos que intentan subir al cielo) una va pensando en sus cosas y, de repente, ese pensamiento choca con la luz latente que le toque en el camino y se pega un ostión que ve las estrellas.

Entonces, claro, la reflexión que estabas haciendo se corta porque nadie en el ayuntamiento ha caído en la cuenta de que hay que poner señales, también, en el limbo de la atmósfera...que es el semicielo.

Quizá ahora puedo llegar a entender porqué los señores que custodian la puerta del Gran Hotel tienen gorra de plato y capa con alitas. Estando así de protegidos, cuando piensen, sus ideas podrán volar y esquivar las luces de navidad sin problemas, ya que nada es más adecuado para poder divagar en el semicielo y dar un volantazo en pleno vuelo a los diseños lumínicos de Agatha Ruiz de la Prada o los de Amaya Arzuaga.

Pues eso, quizá en enero....

jueves, 25 de noviembre de 2010

Beatus ille

La confianza viste más que cualquier traje...

Felicidades!!

sábado, 13 de noviembre de 2010

Luis García Berlanga

Con nosotros hasta el final...

Da recuerdos a los que ya están arriba, menudas juergas y charlas erótico festivas vais a montar :)

jueves, 4 de noviembre de 2010

Tus eosinófilos

"A esta hora de la mañana te toca análisis de sangre. Ahí estarás, pues, ofreciendo la cara interna de tu brazo a alguien que lo estrangulará con una goma a la altura del bíceps para que se manifieste la vena, la vena tuya, que aparece enseguida como un clítoris asustado en la zona más frágil de esa articulación.

Ahí está la aguja rompiendo la barrera de la piel, penetrando con violencia calculada en el vaso, del que extraerá unos centímetros de plasma lleno de leucocitos, linfocitos, monocitos, neutrófilos, eosnófilos...Todo lo que te pertenece suena a música, también tus hematocritos y tu hemoglobina y tus hematíes.

Ahí está ya tu sangre roja cruzando la ciudad en un tubo de ensayo mientras tú sacas el coche del parking y pones una canción de Antonio Vega que cantarás entre semáforo y semáforo. Tu sangre por un lado, tu cuerpo por otro y yo por otro.

Ahora imagino que soy el técnico de laboratorio al que le llega la muestra que acaban de robarte y que en vez de analizarla me la bebo. Me bebo todas las muestras que llevan tu nombre como me comería todas todas tus biopsias, corazón. Y daría cuenta también a ojos cerrados de tu fósforo, de tu creatinina, de tu calcio total y de tu albúmina, aunque para ello tuviera que beberme la muestra de orina que tan delicadamente, tras bajarte las braguitas de espuma, has depositado sobre el frasco estéril de plástico.

Tú atravesando la ciudad en una dirección, tu orina en otra y yo mismo en otra, cada uno víctima de un metabolismo, de una transaminasa, de una fosfatasa, alcalina, de un tiempo de sedimentación, de unos iones, de una desintegración lipídica, de unos marcadores tumorales,

Pienso a estas horas de la mañana en tu glucosa basal y me excito como un adolescente. Cuantas palabras inauditas componen tu cuerpo, amor. Y todas llueven en este instante sobre la ciudad."

Juan José Millas, Viernes 29 de Octubre de 2010 en El País