domingo, 13 de junio de 2010

Vampiros

"Me compré un cuaderno de los de tapa dura y lomo de piel, para escribir un libro de poemas. Luego resultó que los poemas solo me salían si los escribía en papeles sucios. Y aunque eran excelentes, lo juro, se convertían en malos al pasarlos a limpio en el cuaderno especial de tapa dura y lomo de piel, como si los poemas no fueran partidarios de aquella forma de desclasamiento.

Tu mundo, me decían, está en los cuadernos baratos, en el papel higiénico o de cocina, en los folios usados, en las libretas escolares... Escribí un libro de poemas en un cuaderno de contabilidad, utilizando solo la zona del "Debe". Y era perfecto, créanme. Se lo entregué al editor, que decidió hacer una tirada corta, para bibliófilos. Pero una vez publicados resultaron defectuosos, como si los hubiera escrito en el "Haber".

Mis poemas solo eran buenos mientras permanecían en papeles manchados. Solo eran buenos a condición de no existir. Eso me desanimó, pero no dejé de escribirlos. Tengo miles de ellos. No puedo demostrar que son geniales porque se deterioran apenas los enseño.

Continúo comprando cuadernos caros, de los que se venden en las tiendas de los museos y en las papelerías de lujo. Todos ellos permanecen vírgenes, esperando un conjunto de poemas imposibles.

Una vez al mes, para provocarme, ovulan y sangran y están tristes como un útero vacío. Soy un poeta genial indemostrable. Escribo poemas sucios en las esquinas de las páginas de los periódicos, en los pañuelos de papel usados, en los espacios libres de las cajas de paracetamol o codeína, en los lunes y martes de todas las agendas, en el reverso de las multas de tráfico y de las recetas del médico, incluso en la palma de la mano, y en la muñeca, a la altura por la que otros se abren las venas. Pero si alguien los lee, se vuelven malos, al modo en que la luz destruye a los vampiros."

Juan José Millás El País 11/06/10

miércoles, 9 de junio de 2010

Gambas con gabardina

De vez en cuando mi padre me recuerda palabras que casi no uso. No por nada, sino porque los cambios geográficos y ambientales han hecho que las sustituya, sin darme cuenta, por correctos eufemismos o por el simple hecho de que poca gente las entendería.

Ayer me soltó una de estas palabras, dentro de su normalidad lingüística (y de la que debería ser la mía, pero ya no lo es tanto), y tuve la convicción de añadirla rápidamente, de nuevo, a la base de datos de mi lengua.

El significado de la palabra es, básicamente, "persona vaga".

El vago normalmente nace vago, así, si más. Igual que el vendedor sale del vientre de su madre con un taco de papeletas para el viaje de fin de carrera por eso de ir ganando tiempo. Aunque no todos los vagos lo son de nacimiento sino que la vida los modela poco a poco hasta tener ese carácter aunque ellos no quieran.

Ser vago por obligación es una putada para quien es hiperactivo, ya que la vagancia se muestra como un pecado molesto para quien quiere hacer mil cosas.

Pues bien, ayer cuando salí a la calle, ante mi se presentaron mogollón de personas, todas reunidas y apelotonadas, con banderas y gritando proclamas. Desde luego, protestar en público no es algo gratuíto y, diantres (vaya palabro), si lo hacen por algo será.

Entre esas personas ví a algunos conocidos que en algún momento de sus vidas me atendieron en sus puestos de trabajo, con un previo de cola absurdamente kilométrica hasta que me llegara el turno. Ellos aducían la falta de personal en los mostradores por estar comiéndose, quizás, un bocata de gambas con gabardina en su obligado tiempo de descanso, y que por supuesto no podía pararse por una simple cola.

Total, nadie les iba a echar de su puesto de trabajo.

También he visto entre los que llevaban banderas a algún conocido cuya actividad diaria es poner y quitar grapas. Todo esto muy a su pesar, ya que lo que esta persona querría es ayudar a la comunidad de otra manera, pero si le han dicho que ponga y quite grapas pues eso tendrá que hacer por huevos. Digamos que no es el prototipo de vago de nacimiento, sino que es vago por concurso.

Otro de mis conocidos, al cual no he visto en lo de las pancartas de ayer, no es para nada vago sino todo lo contrario, pero también habrá salido con alguna bandera (o consigo mismo) para protestar por lo mismo que protestaban ayer los que llevaban pancartas, quizás por el deseo de que sus compañeros de actividad sean cada vez menos perezosos y puedan ser capaces de renunciar al bocata de gambas con gabardina, entre otras cosas, para atender a un cliente con una urgencia grande.

Vivimos tiempos convulsos y extraños...

Los volcanes nos impiden volar, Belén Esteban gana Más que baile, Letizia y Sartorius se toman una Coca Cola mientras hablan de sus cosas, Fran y Eugenia se van al Rocío a rememorar antiguos polvos...

A este paso la frente se nos va a llenar de tantas arrugas como a San Guardiola Bendito cuando se pone a pensar que banda sonora les pondrá a sus jugadores antes de un partido decisivo....

viernes, 4 de junio de 2010

Junio

Parece mentira, pero Junio ha entrado a porta gayola en el asfalto sin que le tiemblen los días. Tan rápido y tajante ha sido como Mourinho en el Santo Real Madrid de las rimas y leyendas Becquerianas.

Los pies amanecen con el miedo en las tiritas y en las heridas que las sandalias no quieren hacer, pero acaban produciendo aunque los zapatos sean de otros años.

Mourinho es la elegancia canalla de quien acude a su presentación como si acabara de salir de la oficina a las siete de la tarde. O sea, hasta el coño y con la corbata floja, pero con la mirada desafiante de quien lo es por defecto, como una calcomonía puesta en su cara y, por lo tanto, cumpliendo las tres E de Standard & Poor's que tanto agobiaron a nuestro presidente estos días:

Eficacia
Eficiencia
Economía

Bueno, esta última es un decir para el mundo del par de huevos futbolístico, en el que para que la pelota se mueva se necesita más pasta que en mil Telepizzas juntos.

Las calles de la ciudad ya no huelen solo a humo y a mala leche, sino a algas y a mar de huída un viernes a mediodía para regresar en la urgencia del domingo por la tarde, todavía con el bikini lleno de sal y olas.

Las huelgas sobrevuelan las calles como golondrinas porculeras y la palabra NO es un cumulonimbo que despliega su desarrollo vertical, amenazando con el granizo de las yescas.

Festina lente, si, pero a veces para llegar más lejos no se puede correr tan despacio.