viernes, 14 de noviembre de 2008

el amor y las libretas

me gustan las libretas cuando callan, porque sé que en el fondo me están mirando...

aguardan los rayos x de mis ojos en las estanterías de mi papelería favorita y le dan pie a mi papelera de cabecera, que es mujer y me hace un guiño de 50 años de descuento, para mirarme telepáticamente y susurrarme en el aire "cógela, te está esperando".

entonces yo la tomo y sonríe porque tiene conciencia de que ella es el arco detrás del mostrador y yo la flecha perdida que va a la diana del cuento, unas veces es cuadriculado y otras blanco.

la libreta va conmigo haciendo funciones de estómago de papel dentro de mi maleta y el tiempo pasa por sus páginas en forma de letras unidas al pensamiento. va envejeciendo a la vez que la mano que le da sentido, a corto plazo si su grosor no es grueso, o a largo si es un tocho insufrible de rellenar.

es un orgullo verlas crecer con la tinta de la pluma, atrás quedaron los bolis de gel, y cuando asoman sus bordes doblados por el roce y la tapa bien usada, es como darle sentido a las palabras.

en cierto sentido, una libreta es como un amor que nace porque nos miramos y crecemos página a página, letra a letra, coma a coma (no olvidemos la importancia de una coma), los puntos seguidos y los aparte.

cuando se acaba su vida de hojas contadas las desperdigo por mis cajones y, de paso, mi madre se entera de que su hija piensa en letras azules cosas que quizá nunca escucharía a chorros por su boca.

y entonces sonreiría y, cuando me viese de nuevo, podría ser con otros ojos...con los de los secretos descubiertos....

regalito...



besos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las libretas, esas (des)conocidas para nosotras.