jueves, 28 de mayo de 2009

La caca

"Era la hora de la siesta y me encontraba tumbado en el sofá, aturdiéndome con un programa cualquiera de la tele, cuando sufrí un arrebato místico en cuyo transcurso los dioses (porque eran varios) me revelaron que el sentido de la vida del hombre era la producción de caca.

La sorpresa, como comprenderán, fue superlativa, de modo que volví a preguntar y recibí idéntica respuesta. Por lo visto, hemos sido creados, al igual que el resto de los animales, para producir aquello que tomamos equivocadamente por un residuo. El residuo somos nosotros.

La caca es la estrella, por eso hay tantas clases de heces, cada una con su textura moral y su tamaño físico, desde la de la mosca a la de Federico Trillo. Los dioses no nos quieren por nuestra alma, sino por nuestros excrementos, que dan lustre al mundo vegetal.

El mundo vegetal, a la chita callando, resulta que es el rey de la creación, de ahí que los perros levanten la pata cuando pasan junto a un árbol: es su modo de orar, porque los perros saben a qué han venido a este mundo y quién es quién.

Una vez más, pensé en medio del arrebato místico, los sentidos nos han engañado. Decía Freud en un célebre artículo que el narcisismo del hombre ha sufrido a lo largo de su historia tres grandes heridas. La primera fue descubrir que no éramos el centro del Universo; la segunda que descendíamos del mono; la tercera que nuestra existencia no la dirige el "yo".

Me fastidia haber dado con la cuarta, pues jamás he envidiado el destino cruel de los descubridores. Quizá algún día mi nombre figure junto al de Copérnico, al de Darwin, al de Freud, genios que supieron mirar adonde debían para no dejarse engañar por las apariencias.

Bien, ¿y que?

¿Que importa figurar en ese cuadro de honor cuando sabes que lo único que los dioses esperan de ti es que vayas al baño con regularidad?"

Juan José Millás - El País 22/05/09

Tú sí que figurarás en mi imaginario literario siempre, Juan José. Te lo tenía que haber dicho aquel día en que me alejaba de un mostrador, me topé con tu cara...igual que ese otro momento en el museo con "El matrimonio Arnolfini"... y no pude reaccionar a toro pasado....todo porque era viernes, estaba medio dormida y llevaba algo voluminoso en una bolsa, que sino te hubiera parado pero no para pedirte un autógrafo, porque no me gustan ni soy mitómana.

De haberlo hecho te habría dado las gracias por adornar mis viernes con tu columna de El País y mi imaginación con tus cuentos surrealistas.

Gracias tío...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola sinfonía...el mundo mundial echa de menos tus palabras....
besos
Sinónima
DXT

sinfonía agridulce dijo...

Yo tb las echo de menos, sinónima, por lo visto se han tomado unos días al sol...

Ayer se pusieron en contacto conmigo a través de un papel que, según dicen, hicieron meter discretamente en el bolsillo trasero de mis vaqueros, pero como les tocaba refrescarse en la lavadora y la tinta era de pluma...pues las palabras se han disuelto...hasta que se cansen de tomar el sol y vuelvan de nuevo a lo suyo...

;)

bya

Anónimo dijo...

bienvenida al club de una zapatilla de cada color...nuestros despistes son para contarlo...al final, va a ser cierto aquello que dicen que las palabras a veces se quedan en los bolsillos....
ánimos mil´
sinónima
DXT

farala dijo...

Hola, tengo una encuesta en mi blog ¿te importaría pasarte y responder una preguntita? ¡gracias!