jueves, 21 de octubre de 2010

Quien pierde la mitad, no pierde un tesoro...

....y de repente se encontró tumbada boca arriba en la cama y cayó en la cuenta de que se había dejado la mitad del cerebro desparramado en el teclado del pc de la oficina, pero le tocó un pie y no hizo ademán de querer recuperarlo, además estaba cansada y era tarde para ir a recogerlo.

Notó en su cuerpo como si un vaho de Vicks VapoRub le hubiese entrado desde el pubis hasta las orejas y, de repente, cogió el inhalámbrico en forma de vela que le compró su hermana y, por este orden, mandó a la mierda a su novia, insultó a su cuñado e hizo las paces con el vecino-pared-con-pared que la atosigaba con melodías indie folk cantadas en inglés por su leve prima de Granada.

Parecía que la lucidez le había entrado con la salida del trozo de cerebro. Le resultó algo inaudito, pero se dejó llevar por todas estas sensaciones, puesto que las emociones sucesivas le salían que ni programadas por un experto en coaching.

"No está mal para haber perdido la mitad", pensó. Igual mañana me hago un lavado a conciencia y me quito de en medio el resto que me quede de morralla....

"Hasta mañana", se dijo con las comisuras de los labios tan altas de felicidad que le hicieron sendas arrugas de expresión a derecha e izquierda del código de barras, pero no le importó porque llegó a la conclusión de que había perdido la cabeza y, siendo así, nunca más necesitaría cremas...

jueves, 7 de octubre de 2010

Números

"El pin del móvil y el puk del módem, la contraseña de iTunes, el teléfono fijo de mamá, el prefijo de Asturias, la clave de acceso al cajero automático, la matrícula del coche, el número del DNI, la inflación interanual, el producto interior bruto, el diferencial de la deuda, la talla de los pantalones y la ropa interior, las dimensiones de la pena, los 31 días de enero y los 28 de febrero, tu cumpleaños, nuestro aniversario y el del fallecimiento de papá, el tiempo de cocción del huevo duro y la caducidad del yogur, las cucharadas diarias de jarabe, la cantidad de sal, el valor de referencia de la urea, las pulsaciones por minuto, la temperatura del microondas, las horas de insomnio, la línea 5 del metro y el vía crucis de las 12 estaciones, los dígitos de la hipoteca, el IVA, el IRPF, el Euribor, el tanto por ciento de descuento, los puntos de la tarjeta de Iberia, la hora de entrada, la numerología china, los honorarios del dentista, los dedos de la mano, los pelos de la cabeza (pocos), los pares de calcetines, la cuenta del supermercado, el cuentakilómetros, el cuentarrevoluciones, el contador del gas, de la luz, las páginas de Anna Karenina, los volúmenes de la enciclopedia Espasa, el limitador de velocidad, los metros cuadrados construidos y los hábiles, los cuartos de baño, los puntos de luz, el salario bruto y el líquido, los años de cotización, el tiempo de carencia, la tercera temporada de Mad Men, la cuarta de El ala Oeste de la Casa Blanca, la quinta de Los Soprano, el control del peso, el podómetro, el metrónomo, los litros de agua consumidos, los goles del domingo, el porcentaje de seguimiento de la huelga según los sindicatos, según la policía, según el Gobierno, la patronal o Dios, el décimo de Navidad (que acabe en 7), la indemnización por año trabajado. Y la sala 10 del tanatorio, por ejemplo."

Juan José Millás, Viernes 1 de Octubre de 2010 en El País